Reflexión, barbacoa y Equinoccio

El sábado, me levanté a las 9, me fui a desayunarla al Vips, y a por las clasecitas a Alicia. Resulta que no internet no iba muy fino, y no pudimos hacer casi nada, así que a las 12 o así lo dejamos y nos pusimos a rajarla, conocí a otra de sus hijas, a dos nietos, luego vino Javier con su mujer e hijo tb, se metieron en la piscina las criaturas, y no recuerdo un momento de mi vida en el que haya estado con tantas criaturas del señor jugando entre ellas y pasándoselo como dios, la verdad es que daban buen rollo... aunque si ellos supieran lo poco que les va a durar la sonrisa esa en la cara seguro que se quitaban la vida... pero bueno, que disfruten de momento, que la miseria nos llega a todos... Hablando de criaturas, la Simona tuvo una reflexión en el metro el otro día, que es bastante chunga, dicho sea de paso... Resulta que se nos subió una madre, se sentó al lado nuestro, y encima, en sus rodilla,s una criatura del señor de unos 2 años o así (lo mismo tenía 13, yo soy mazo de malo calculando edades). El caso es que inspiraba buen rollo. La mirabas, te miraba, y sólo te salía sonreir. Sonrisas, sonrisas y más sonrisas, nos fijamos en que todo aquél que la mirara, la sonreía. El vagón entero la sonreía. Y la reflexión es, llega un punto, un momento dado en que de repente, la gente ya no te sonríe. La gente pasa de tu culo, naide te mira, y el que lo hace, lo hace mostrando la más absoluta indiferencia, con cara de mala ostia o si tienes suerte y estás buena, de manera lasciva en plan viejo verde. No hay más reacciones. Y esto nos lleva a lo de siempre, a que la vida es una puta mierda, que lo único que hace es torcerse cada vez más y más, y estoy seguro de que muchos tendremos traumas hasta ahora desconocidos por ese momento concreto de imposible ubicación temporal en el que el mundo nos dejó de sonreir para pasar de nuestro culo. Todo son sonrisas y de repente se convierte en indiferencia, miseria, mal rollo o lascivia. Qué bonito es todo, verdad? Cómo mola crecer, madurar y abandonar ese mundo de buen rollazo infantil...

Bueno, el caso es que después de las clases, volví a comer a casa, a palmar miserablemente en Hattrick, a echarme la siesta, a ver como Alemania mandaba a casa a Suecia, a ducharme, afeitarme, dejarme patillas de sucio italiano, empezar a oir el partidazo Argentina - México y tirar para casa de Jechú en Pozuelo a una barbacoa. Cuando llegué, los argentinos ya se habían finiquitado a los mexicanos, y Vic estaba borracho perdido, incapaz de decir algo sin que se le trabara la lengua, hicimos la barbacoa, todo cojonudo, estos se bañaron en la pistina, hicieron un poco de leones marinos, nos mamamos de lo lindo, y luego quisieron estos salir al Equinoccio. Yo no llevaba ni pantalones ni zapatos, por los que me dejó unso Jechú que me estaban enormes y parecía un auténtico payaso. El caso es que Vic murió, le dió un blancazo de esos que que le dan a él cuando se sobrepasa, y se quedó en casa. El equinoccio, pues lo de siempre, tías buenas, y más tías buenas y más tías buenas, es increíble, vaya puto sitio, joder... Nos mamamos otra vez, nos reimos un rato, y a las 6 de vuelta pa casa. De camino Jechú, que estaba de retén, recibió unas llamadas para que se personase en Méndez Álvaro a supervisar una intervención por parte de un pavo de ONO a lo que Jechú le dio largas hasta las 9 y algo, hora en la que al final tuvimos que bajar a Madripi, Jechú se fue a su intervención, y Vic y yo nos fuimos al VIPS a desayunarla, luego volvió Jechú, hicimos tiempo, Vic se compró la DS tb y unas pelis y sobre las 12:30 nos fuimos a casa. Yo me puse a jugar, luego a comer, luego me compré el Nintendogs y me compré un dálmata precioso, luego siesta, luego Inglaterra - Ecuador, luego más frikismo, luego Portugal - Holanda y luego multiconferencia vía Teamspeak con Cilindro y la simpática hasta las 12 y algo. Luego piltra.